Cuando ingresamos al salón de clases, en el primer día de un curso al que recién nos incorporamos y con compañeros que están en la misma situación, la primera acción que tendemos a realizar es observar a los compañeros, si son más varones que mujeres, hacemos también un cálculo de la edad, para saber que cercanías generacionales tendremos con ellos y también creamos expectativas respecto de la experiencia con la que contaremos gracias a los de mayor edad. Este será nuestro primer acercamiento con el grupo en el que interactuaremos. Un aspecto que resulta fundamental es la presentación y las dinámicas que el coordinador del grupo posibilita que serán nuestro siguiente acercamiento y que puede ser la pauta para definir con quienes podríamos desarrollar equipos de trabajo. Por último, el que considero el tercer acercamiento es ya en el desarrollo del curso, el trabajo cotidiano.
En nuestro caso que trabajamos en un ambiente virtual y cuyo único contacto está mediado por la tecnología, este proceso de acercamiento comienza en la presentación escrita que hacemos en el espacio de perfiles; al mismo tiempo, los datos que ahí asentamos son los que permitirán a nuestros compañeros conocernos y hacerse una idea de lo que somos y las expectativas que podemos compartir en el curso. Por ello, todo lo que podamos decir al comunicar nuestro “perfil” adquiere una importancia central para conocernos.
En el mismo sentido, poner una fotografía clara permite también que los compañeros, tengan un interlocutor definido al que virtualmente pueden observar.Todos estos elementos son los que de manera inicial ayudan a la construcción de una comunidad de aprendizaje, que se irá completando –al igual que en un espacio presencial- con el trabajo cotidiano y las retroalimentaciones que recibimos de los compañeros, lo que supone a su vez, la lectura mutua de las participaciones, las observaciones que sobre ellas hagamos y lo que asumamos como parte importante de nuestro propio aprendizaje y experiencia docente
En nuestro caso que trabajamos en un ambiente virtual y cuyo único contacto está mediado por la tecnología, este proceso de acercamiento comienza en la presentación escrita que hacemos en el espacio de perfiles; al mismo tiempo, los datos que ahí asentamos son los que permitirán a nuestros compañeros conocernos y hacerse una idea de lo que somos y las expectativas que podemos compartir en el curso. Por ello, todo lo que podamos decir al comunicar nuestro “perfil” adquiere una importancia central para conocernos.
En el mismo sentido, poner una fotografía clara permite también que los compañeros, tengan un interlocutor definido al que virtualmente pueden observar.Todos estos elementos son los que de manera inicial ayudan a la construcción de una comunidad de aprendizaje, que se irá completando –al igual que en un espacio presencial- con el trabajo cotidiano y las retroalimentaciones que recibimos de los compañeros, lo que supone a su vez, la lectura mutua de las participaciones, las observaciones que sobre ellas hagamos y lo que asumamos como parte importante de nuestro propio aprendizaje y experiencia docente
Hola Claudia:
ResponderEliminarMuy interesantes las características que estableces entre la educación presencial y la educación virtual.
Coincido plenamente contigo en que los elementos del perfil son un gran apoyo para iniciar la construcción de comunidades virtuales.
Por otro lado, tus profesiones me parecen sumamente interesantes y creo que aunadas a la formación forman un trinomio intelectual muy enriquecedor.
Saludos